Los orígenes de la flexografía se ubican entre las décadas de 1920-1930, con una máquina conocida con el nombre de “prensa a la anilina”, ya que usaba tintas a base de este producto.
El término «flexografía» proviene del latín “flexus” que significa curvado y “graphía” que significa escrito.
Hoy en día, en Flexografía se utilizan tintas a base de agua que reducen la huella de carbono y el impacto medioambiental. La huella de carbono de las tintas al agua es entre un 30 y 40 % más baja que la de las tintas en base solvente y su calidad de impresión es excelente.
La flexografía utiliza 4 colores (CMYK): cian, magenta, amarillo y negro. Pero, se pueden incorporar tantos colores directos como acepte cada configuración de máquina para ampliar las posibilidades de impresión.
Las impresoras suelen ser rotativas y la principal diferencia es el modo en el que el cliché recibe la tinta. Generalmente un rodillo giratorio recoge la tinta y la transfiere a otro, llamado anilox. El anilox transfiere una ligera capa de tinta regular y uniforme a la forma de la impresora, grabado o cliché y dicho cliché transferirá la tinta al soporte que se quiera imprimir.